Who the fuck is El Chacal

El Chacal y Los Alpes Floreados es el alter ego que creó Nicolás Szwarc para darle personalidad al proyecto musical al que le pone cuerpo desde el 2017.

Nicolás pertenece a una comunidad musical de pibes y pibas que no paran de tocar. Músicos de Indios, Salvapantallas, Conociendo Rusia, pasan de Local a Niceto de Niceto a La Confitería, comparten fechas, canciones y fiestas. Están creando un nuevo movimiento donde compartir con amigues y el público es una condición básica para la música. 

El viernes que entrevistamos a El Chacal se lanzaba en plataformas digitales Oda al mantra, su último disco. Oda al mantra está compuesto por canciones donde todas sus influencias parecen licuarse y hacer un cóctel bien fresco. El sonido tiene algo muy Connan Mockasin, las letras están influenciadas por sus lecturas y por lo que vive. 

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Contanos cómo empezaste a relacionarte con la música. ¿Cómo es tu formación?

Mi mamá canta, y yo de chiquito la escuchaba cantar. Después empecé a tocar la batería. El otro día justo haciendo un análisis a nivel personal empecé a pensar en las personas que me habían marcado. Hay un bibliotecario que estaba en mi colegio que se llama Pablo, él me veía muy vergonzoso y me dijo ‘’vos tenés que cantar porque lo hacés bien’’ y ahí empecé a cantar. Después estudié un rato en la EMBA. También con Mauri Kaseiri, que es un pianista y músico increíble, está en otro plano, siento que no sólo capté cosas musicales de él.

¿Cuáles son tus influencias?

Hay un montón de influencias que tienen que ver con el día a día. Veo a mi amigo Tokyo, como sale vestido a la calle, como lleva la vida, y me parece grandioso. O mi mamá, cada vez que hablo con mi mamá terminamos llorando y no de tristeza, sino porque siento una misma sensibilidad. 

Para mí el rock no es solo un género, el rock es disrupción. Bob Dylan me parece un elevado por su poder de transformación, un tipo que estuvo re metido en miles, un tipo que salió, que ahora es un viejo cascarrabias y cambia todas sus melodías. Nunca tuvo miedo de plantear algo nuevo. Hay una época en la que suelta la guitarra criolla y empieza a agarrar la eléctrica, la gente dijo en ese momento ‘’qué hace este pibe”, pero el chabón siguió batiendo lo que realmente quería hacer y transmitir. 

Después de tomar clases con Mauro, ¿con quién seguiste?

Con Nicolás Mu Sánchez, que es un rosarino con el que caí porque me gustó mucho un disco de Gonzalo Aloras, y él era el guitarrista. También aprendí un montón de uno de mis mejores amigos, el flaco, que es el guitarrista de Indios. Para mí es el compositor más prolífico que conozco dentro de la escena. Vivía con él y lo veía todos los días componiendo, veía las cosas que hacía y me preguntaba ‘’¿cómo este pibe hace tantas canciones y tan buenas?’’ y siento que eso fue una re escuela. Más allá del estudio académico, siento que mis colegas me enseñan cosas, Chipi, que era con quien tocaba en The Pelos, me hizo aprender muchísimo viéndola tocar y componer.

En tus canciones sentimos que tenés algo muy de trovador, a lo Fito Páez en sus primeros discos. Nos dimos cuenta escuchando Zamba al natural.

Justo cuando hice esa zamba estaba estudiando con María Ezquiaga, que es la cantante de Rosal, ella me introdujo a cantar folklore.

Para un folclorista tal vez no soy un purista y, seguramente, esté haciendo un montón de cosas mal, pero me permito aprender de esa manera, haciendo. Obviamente que me gusta estudiar, pero decir  ‘’che, voy a hacerlo porque me encanta esto’’ también es mi manera. 

En el último disco hay una canción instrumental que es una continuación del álbum pasado que llamamos Ocio Natural, y está un poco basada en una obra de Bach, que es un costado mío que me encanta porque estudié un poco de piano y me gusta escuchar música clásica e instrumental.  

¿Cómo son los procesos en los que te ponés a grabar? ¿Cuándo decís ‘’bueno, ok, ya estoy para tener algo materializado o ya las puedo mostrar’’?

Siento que eso es una búsqueda constante. Desde que tenía The Pelos hasta ahora que estoy con Los Alpes Floreados nunca dejé de grabar. Fui ganando más libertad y eso me permitió por lo menos entender que no quería. Por ejemplo, a El elogio de la sombra lo grabé en la playa, no me importó ir a un estudio, o tener un audio increíble, prioricé estar fumando porro con mis amigos, frente al mar, en Villa Gesell en la casa de la abuela de un amigo. Llevé una placa, armé un equipo junto a mis amigos, la experiencia fue increíble. Queda mal que diga que el disco es increíble, pero me recuerda cosas tan lindas que es increíble más allá de la emoción que le puede generar a alguien. Escucho eso y me veo tocando en la playa.

Para Oda al mantra convoqué a músicos que me gustan mucho y no les pasé los temas. Armé un equipo para un día, y otro equipo para otro. Ese mismo día, les pasé los temas y les dije ‘’bueno, estas son las maquetas, vamos a plasmarlas juntos ¿están para hacer este experimento?’’. Sabía que sí, porque era gente que me cruzaba y decíamos ‘’che, tenemos que grabar algo juntos’’, y esa fue la mejor ocasión.

¿Al primer disco de Los Alpes Floreados, Chamanismo urbano,  también lo grabaste así en una secuencia situación informal? 

Sí, lo grabé en la casa del Pato, que es ingeniero y ex guitarrista de Indios. Es un tipazo y muy talentoso. Le había mostrado unas canciones y me dijo ‘’che, venite a casa así las grabamos’’. Grabamos la mitad en su casa y la otra mitad en Spector, un estudio de unos amigos que siempre se portan muy bien conmigo. 

La incomodidad me encanta y la voy a buscar en modo creativo pero siempre disfrutando lo que voy haciendo, hoy no me permito no disfrutar. Porque, además, creo fervientemente que si no estoy conectado con ese presente, después ¿cómo puedo pretender que alguien se emocione con una canción de las que grabamos? 

¿Qué cambió desde lo primero que grabaste a ahora?

Cambié yo. De repente venía de cortar una relación, y había temas medio tristes, de desamor. Sigo llevándolo a mi personalidad, sigo manteniendo esas cosas sensibles que me pertenecen. Tal vez ahora las canciones son más de protesta, de dejar de hacer cosas que veo que no me copan. Y como no voy a salir a bardear porque no tengo ganas, encontré un lugar en las canciones. 

Si vos ves mi primer disco, no soltaba la acústica, ahora a la acústica la agarro para un show, si vamos a tocar Sui Generis o algo tranca, pero la verdad en vivo ya me aburre un poco ese formato. Quiero tocar pedales locos, desafinados y molestos.

¿Cuál es el componente extra musical que predomina en este disco?

Hay psicodelia, eso está muy focalizado en el mantra. Estoy en un viaje interior, muy metido en la respiración y trato de espiritualizarme cada vez más, hay un gran punto ahí. Otro gran punto está en la amistad. Todas las personas que participan son mis amigas, no hay nadie que no me quiera o que no quiera. Así que eso: amistad, psicodelia y prosa. Con prosa me refiero a la poesía. Le doy mucha bola a eso porque me encanta escribir, me encanta leer. Siento que mis canciones son como pequeños libritos, pequeños manifiestos.

Hablando de poesía ¿Qué estás leyendo?

Estoy leyendo Constantino Cavafis, un autor griego, que tiene un libro de poesía que tengo muy a mano todo el tiempo, es para ponerse a llorar. 

También estoy leyendo a un filósofo que se llama Byung – Chul Han, que es un coreano radicado en Berlín que está sacando muchos micro libros. Hace poco leí uno que se llama La sociedad de la transparencia, lo recomiendo muchísimo. Han te habla de la sobreinformación, del individualismo, de la falta de seducción, de la sociedad porno.

Estaba leyendo escritos de Kafka, que están buenos. Cosas largas me cuesta leer cuando estoy en la ciudad. Entonces tengo micro libros, con los cuales voy metiéndoles los cuernos unos a los otros, depende el momento. Me gusta mucho Youtube, es como una gran enciclopedia, soy fan de ver entrevistas en YouTube, me re cuelgo, puedo estar horas.

¿Tenés alguien con quien te gustaría hacer un dúo o compartir una fecha?

Hice un disco con Julio Franchi, un amigo rosarino, con el que tenemos una banda que se llama Falopa. Sacamos un single pero el disco nunca salió porque nos re colgamos en ordenar las sesiones. Una forma de ser feliz es un tema que sacamos y nació de estar copados zapando. 

Me gustaría hacer algo con Barco, hace poco me invitaron a Niceto a cantar con ellos un tema y fue lindísimo. Me gustaría que Ale Álvarez venga a cantar algún tema, porque lo conocí personalmente hace relativamente poco, y me parece que tiene una magia, es uno de los cantantes que más admiro de la escena local. Me gusta mucho un brasilero que se llama Tim Bernardes, estoy flasheado con él. También con Alex Anwandter. 

Tenemos una teoría que dice que en el tercer álbum recién se ve bien al artista. En el primero estás viendo quién sos, en el segundo tenés más movilidad, y en el tercero te soltás. Un “ya vi lo que quería y lo que no, ya puedo hacer mis canciones y entender mis mambos”, ¿cómo sentís vos este camino hasta llegar a Oda al mantra?

La mentalidad que tenía cuando era más chico, y no por juzgarme con violencia a mí de adolescente, siento que es la de otro chabón. Pero otro chabón desde donde veía la vida en su sentido más puro. Cuando era chico soñaba con tocar en algún gran estadio, pero ahora siento que el objetivo se trata mucho más de encontrar la felicidad, y que seguramente un montón de consecuencias que tiene que ver con estar contento en tu día a día te lleven a poder laburar más de lo que te gusta. Ya no tiene tanto que ver con un objetivo material, tiene mucho más que ver con decir “escucho el disco y me encanta, estoy contento con lo que hice’’.

¿Tu búsqueda espiritual te lleva a querer otras cosas de tu música?

A full, tampoco es que no quiero que lo escuche nadie. Vengo de un seno familiar que más allá de que mi vieja cantaba en el templo, no es que se dedicaba al canto. Para mi Charly García es una especie de padre artístico, porque cuando lo escuché dije ‘’che, loco alguien me está hablando de la libertad posta’’. 

La creación de esta identidad visual en la que te pintás las uñas, te vestís con ropa más típica de mujer, ¿es algo que sacaste para generar impacto? ¿Son solo ganas? ¿Cómo la ideaste?

Siempre me gustó ser disruptivo, y poder tener libertad a la hora de elegir que ropa usar. Creo que hoy día ya quedó medio vieji todo eso, aunque siguen existiendo unos cuantos dinosaurios. El otro leía Teoría King Kong, y hay dos o tres páginas al comienzo con las cuales me sentí muy identificado, por ejemplo, yo me quede pelado de chico, y no es que lo vea como un problema ahora, pero cuando me pasó eso, sí lo vi como un problema, porque sentía que yo no elegí eso. Tuve que adaptarme y tratar de entender a la naturaleza. Y superficialmente me parece una gilada, pero psicológicamente me parece un gran punto para aprender de mí mismo. 

Siempre me gustó crear mi propia moda. Ahora veo a mi grupo de amigues, súper libres, que tirás cualquier locura y está todo bien. Y la vida está para eso, para estimularse, divertirse, más allá de todas las responsabilidades. Cuando me dijeron ‘’no hagas esto’’, lo hice siempre. Y después me daba cuenta de que eso no me gustaba, pero prefería hacerlo antes que no hacerlo. Eso me parece un gran punto, la diferencia entre hacer y no hacer es muy grande, prefiero hacer y equivocarme, aprender de mis errores antes que el miedo al rechazo me paralice. 

¿Cómo va a ser la presentación del disco? 

Es el 10 de octubre en el teatro Margarita Xirgu. Va ser un show conceptual cruzando el disco Oda al Mantra con el libro de Rimbaud que se llama Una temporada en el Infierno. Es el final de una gira lindísima que me va a llevar por varios lados de Argentina.

En tus vivos se ve mucho a la gente cantando tus canciones, ¿cómo te sentís con esto de que el público se las apropie?

Siento que de a poquito se empieza a generar una comunidad y me encanta. Siento que no es forzado. Más allá de que tengamos las herramientas de las redes sociales y demás para darles publicidad, siento que la mejor publicidad es que realmente la gente vaya, se sepa la canción, le guste y se la pase a alguien. La promoción más fiel está ahí, como saliéndose del aparato hegemónico que te dice ‘’ok, este es mi dial, vas a escuchar lo que yo quiero’’ o ‘’este es mi algoritmo, vas a escuchar lo que yo quiero’’. Y tal vez es un camino más largo el de tocar y tocar, pero lo disfruto, amo tocar, estoy para eso, no me molesta. Tengo amigos y colegas que están en otro grado de popularidad y hay un respeto y admiración hacia el otro que no tiene que ver con cortar tickets, tiene que ver con la búsqueda, con los valores humanos, con cosas que para mí son reales. 

Creo que la revolución y el cambio de paradigma se hacen en conjunto y para hacerlo en conjunto hay que quitarle el ego. Cuando quitás el ego el escenario se transforma en algo colectivo, no se trata de que es el escenario de El Chacal sino que es algo colectivo con el que me siento identificado. Los recitales son para celebrar eso, la posibilidad de estar un viernes a la noche cantando canciones con amigos. Para mí eso que pasa es el amor máximo.  

¿Qué música estás escuchando actualmente? Además de la que haces con tus amigos

Estoy en un momento de mi vida que estoy escuchando muchísimo a bandas y artistas que son contemporáneos a mí. Eso habla muy bien de la escena, estamos en una generación muy grosa, soy muy consciente de eso. Está pasando algo.

La generación de ahora es muy loca, muy empoderada, está resignificando la historia de nuestra música con una personalidad increíble. Marillina Bertoli sacó un disco alucinante, y que esté con esa figura tan power me parece que le aporta muchísimo a la música actual. 

Me gusta mucho el disco de Indios, me encanta lo que hace Paul Edward Higgs, Bandalos Chinos, hizo un muy buen disco. Perras on the beach me encanta, porque me parece una banda súper auténtica, un sonido re nuevo, re desprejuiciado, Jaz Esquivel, me parece una trovadora increíble. Me hace acordar a Violeta Parra, a ese nivel, y con un sonido re fulminante.

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Antes de terminar la entrevista mientras hablamos de los signos del zodiaco nos dice: “¿sabés que significa Nicolás? La victoria del pueblo, lo averigüé el otro día”

Apagamos el grabador. Al toque salimos de su casa de la calle Honduras, caminamos de noche mientras llovía y nos despedimos. A El Chacal lo esperaban amigos para tocar de nuevo. 

Foto portada: Tati Saal (@tati_saal)

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