La lengua popular en Mar del Plata

Mar del Plata tiene particularidades que emulan a las ciudades de dos de las series más importantes de la historia. Tiene la sordidez de la New Jersey de Los Soprano y el puerto oscuro y bien working class del Baltimore de The Wire. Por estas dos imágenes no es una sorpresa que Andrés Calamaro haya elegido a esta ciudad para cortar con la racha de tres años sin tocar en Argentina y volver a cargar la suerte. 

La cita fue el domingo 13 de octubre a las 21 horas en el Polideportivo Islas Malvinas. Los noticieros estuvieron esperando este fin de semana largo para debatir el consumo turístico y tomar estos días como un termómetro de la próxima temporada de verano. Digamos que este recital también podía funcionar como medidor de la próxima presentación del salmón en Capital Federal programada para diciembre. Más teniendo en cuenta que en uno de sus shows anteriores en Cochabamba terminó pidiendo perdón al público por su floja presentación. Era difícil medir el termómetro de Andrelo pero teníamos que intentarlo. 

A las 21:08 el recital comenzó con Alta Suciedad que fue potente y con algunos pifies dignos de las primeras canciones de los Stones cuando tocan en vivo. No importó y la ovación fue total. 

Con el calor de los aplausos, que no tardaron en llegar, Andrés Calamaro presentó Cargar la suerte, su último disco, a través de Verdades afiladas. La baladita funcionó, todo su público mayor de 30 años cantó la canción con ganas y sentimiento. En las pantallas se proyectaba el videoclip oficial donde maneja de noche por la ciudad de Buenos Aires como un Taxi Driver porteño. Mientras el recital transcurría por televisión pasaban el debate presidencial, lo que hizo que Clonazepam y circo tuviera un gusto extra, como vino tinto en una linda copa. Andrés, que estaba sentado y acompañado de su teclado, se paró para cantar con euforia “Ya me dí cuenta que no es lo que era” mientras la mezclaba con un toque de Lei it be

El público me hizo entender porqué el cantante no estaba tan rockero, el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos. Eso no fue un obstáculo para que todo el estadio se prendiera fuego para cantar el ohohohohohoh de A los ojos, hit indiscutido de Los Rodríguez. Somos feos (y viejos), pero tenemos nuestras canciones. 

Después de la tormenta vino la calma y la certeza de que no importa lo que Calamaro haga por redes sociales, a quienes pida perdón por twitter, tiene el poder intacto de la balada rockera perfecta. Tránsito lento sonó apoyada en una banda que se lució. Hay veces que pienso que las baladas le quedan tan bien por haber valorado lo suficiente Nocturno de Princesa de Moris o por haber escuchado mucho la etapa de Xpensives Winos de Keith Richards.

“La música no resultó ser tan gratis (…), la música se volvió algo de lujo“, se quejó Calamaro como señor al que le subieron las expensas. La mayoría tuvo un poco de miedo que se fuera por la tangente, especialmente cuando nombró a Olmedo y a tirarse del balcón. No tuvimos miedo por corrección política, sino porque cuando abre la boca nunca sabemos qué puede pasar. Al final, terminó agradeciendo al público por comprar la entrada y estar ahí. El estadio completo suspiró aliviado.  

Cuando arrancó a sonar La parte de adelante la piel se nos erizó como si nos hubiesen pasado un cubito de hielo por la espalda. Es unas de las canciones que más escuchamos en nuestra vida y su efecto sigue intacto. En un mundo que no para de cambiar, saber con qué te vas a encontrar es un refugio. 

Algún lugar encontraré fue la siguiente del aluvión de canciones ATP, que siguió con Cuarteles de invierno en donde marcó con negrita y resaltador lo que dije anteriormente de Tránsito lento. Diego Armando canciones fue un momento muy emotivo que acompañó en pantallas con imágenes de Maradona haciendo mil jueguitos. El público aplaudió contento.

Las golondrinas vinieron al alcance de nuestra mano cuando empezó a sonar Las oportunidades. Las imágenes de Maradona cambiaron por las de Juan Domingo Perón para el Falso LV donde si bien la rockea, el volumen y la intensidad no lograron sentirse. En el campo vip una treintena saltó energéticamente pero los demás solo agitamos con la mano en alto. Cuando la canción terminó, las luces se prendieron por unos segundos y sonó un grito: “Viva Perón, carajo”. 

El Calamaro que asó la manteca apareció en All you need is pop. My Mafia fue muy emotional rescue donde homenajeó a sus amigos de Villa Soldati. Mientras tanto se proyectaba un vídeo que mezclaba el universo de Rodolfo Palacios, el de Enrique Symms y el barrio obrero como si estuviera en territorio de Avon Barksdale.

Las palmas se levantaron y la cumbia se hizo presente con Tuyo Siempre. Calamaro, que es la lengua popular, dijo: “atr perri tráiganme un mate o un fernet”. 

Mara Sosti para NA Producciones.

Como somos adictos al pasado, Crimenes perfectos tenía que estar en la lista y estuvo. Loco me llevó al caso del porrito y a esa denuncia que le hicieron por apología a las drogas ¿qué pasaría si quienes acusaron en ese momento escucharan hoy trap? 

El huracán, de su poco recordado disco El palacio de las flores, fue una sorpresa que nos trajo al polideportivo el espíritu de Litto Nebbia. El tecladista Germán Wiedemer, que fue un soporte importante en todo el recital, tuvo unos segundos para lucirse y gustar.

Cuando no estás me hizo pensar en cómo no va a tener tantas canciones de desamor si hace 35 años que saca discos. ¡35!. Mientras que el común de la gente va polulando de laburo en laburo, Andrés Calamaro hace más de 35 años que se dedica a sacar discos, a ofrecer shows, a dejarnos una bolsa de cemento en el pecho. 

Mara Sosti para NA Producciones.

No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas de que mucho del público que estaba el domingo también es seguidor de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Por eso cuando el salmón comenzó a esbozar una parte de Esa estrella era mi lujo el estadio aulló como cachorra en su primer celo.

Siguieron a esta seguidilla Los aviones y El salmón. Maradona volvió a la pantalla con Estadio Azteca y hubo un toque de tango con Los Mareados

Los chicos fue el momento más emocionante del recital. La imagen de Cerati se mantuvo en la pantalla y fue el más ovacionado. Calamaro en su twiter le dedicó ese momento a Lisa, hija del cantante de Soda Stereo, que según dijo estaba por ahí. Ya sé que es muy fácil pegarle al más débil cuando está en el piso, pero la versión reducida de De música ligera que hizo el cantante, fue mucho más cálida y honesta que la que podrían hacer Charly Alberti y Zeta Bosio.   

El marinero y el capitán fue la canción más esperada, fue bailada y gritada. Sin documentos, Paloma y Flaca fueron el cierre ideal para una noche fría con horas de rock para los que ya naufragaron en la tormenta. Una vez más, la sencillez estuvo al servicio de la belleza.

Volvía caminando, desesperada por una cerveza y pensando en cuál es el hit de Calamaro. Ya sé: su hit es hacer hits y que todos los cantemos con él sin importar las noticias de ayer. 

Mara Sosti para NA Producciones.

Foto de portada NA Producciones (@na.producciones)

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