Cosas que tenemos bien guardadas: la historia de la grabación del álbum de Flopa Manza Minimal

Por Puebla Sol (TW: @Puebla_sol)

Flopa Manza Minimal fue un trío formado por Ariel Minimal, Mariano ‘Manza’ Esain y Flopa Lestani. Duró pocos años y dio como resultado un solo disco, lanzado en 2003, que nació por casualidad en una fábrica de pastas de zona oeste ante la sorpresa del poeta Vicente Luy, que había querido comprarlo y le dijeron que no existía. 

Un disco único, solo, sin antecesores ni sucesores, que reafirmen o cambien el rumbo del trío, que estaba destinado a no existir más allá de esta única pieza. Sin embargo, es un álbum que inesperadamente se volvió referente de la cultura musical porteña y que marcó las vidas de muchas personas. Hoy, a casi 20 años de su lanzamiento, por fin tiene su edición en vinilo, algo que era necesario para hacerle justicia a una obra. 

Para celebrar el lanzamiento del nuevo formato, que ya se puede reservar en Cactus Discos y que estará disponible a mediados de diciembre, hablamos con Manza para conocer lo que no está dicho sobre uno de los discos más hermosos que se hayan grabado en Argentina.

Vos y Ariel tocaban juntos en Martes Menta, ¿cómo fue que la conocieron a Flopa?

Creo que la conocimos dando vueltas por shows, yo la había visto tocando en Mata Violeta. Después la vi tocando en Barro, que era como su primer proyecto en el que ella estaba al frente, y nos empezamos a cruzar cada vez más seguido. Había escuchado unos demos que había hecho, que estaban buenísimos. 

En un momento empezó a haber una feria de discos con shows que organizaba Ultrapop en el sótano de Unione e Benevolenza.  Hacían la feria de discos y nos invitaban a músicos de bandas a hacer sets solos. Me invitaron y le propuse a Ariel si quería que hiciéramos algunos temas juntos. El día que nos juntamos a ensayar, Ariel me dijo “che, estuve escuchando mucho este casete que me llegó” y le digo “¡ah, sí! Los demos de Flopa. Los conozco y están buenísimos. ¿No querés que la invitemos y que cante un tema con nosotros?”. Ese tema creo que fue Sonajeros. No me acuerdo cómo fue que resolvimos seguir haciendo cosas juntos, pero ahí empezó todo. Me acuerdo de lugares perdidos, lugares rarísimos en los que tocábamos. No sé, un centro cultural en Barracas, cosas muy fuera de circuito.

Claro, por ejemplo, tocaron en Harrod’s, que es un lugar bastante raro para hacer un show. Pero en la Argentina post 2001 era todo, en general, muy raro.

Claro, fue apenas pre-Cromañón. En el momento en el que empezamos a tocar, que fue por 2002 porque uno de los primeros shows que hicimos fue que abrimos para Menos Que Cero en el Centro Cultural San Martín, en el Ciclo Nuevo, que fue el ultimísimo show de MQC, que igual ya se había separado un año antes y no sé cómo fue que a mí se me ocurrió hacer un show extra. Ahí ya estábamos tocando, ya habíamos hecho un par de shows con Flopa y Ariel. Eso fue 2002 y ya en 2003 salió el disco.

¿Cómo conseguían esos lugares raros para tocar?

Harrod’s no sé, no estaba abierto, ni nada. Hubo un par de veces en las que el Gobierno de la Ciudad organizó cosas, no recuerdo si el gobierno de Ibarra o de Telerman, y no me acuerdo en contexto de qué fue, BAFICI o algo así o un festival de cine.

¿Tocaban en esos lugares fuera del circuito por decisión propia o porque era lo único que había?

Era lo que había, era donde nos invitaban. Tampoco era muy normal ver un show de tres chabones tocando guitarra acústica. No era normal en la época. Después se empezó a ver un montón, pero en ese momento era rarísimo. Aparte pensá que todos veníamos del punk o del postpunk. Tres guitarras acústicas y tres voces era (hace un gesto de que es raro y se ríe). Para nuestra generación era medio como una hipponeada, pero de pronto nos encontramos haciendo eso y nos gustaba.

¿Y qué influencias musicales tenían en ese momento?

A Ariel y a mí toda la vida nos gustaron los arreglos de voces. Todos éramos fans de los Beatles, de Neil Young y de los Byrds. Teníamos eso internalizado. A mí me das una melodía y te pongo un arreglo de voz. Ariel hace lo mismo. Flopa nunca había cantado con arreglo de voces, pero siempre salían muy fácil en los que ella era la lead y nosotros mandábamos yo la voz de abajo, Ariel la de arriba, y ahí se armaba el trío. Pero eso no quita que nos gustara un montón de música, por más que vengas del punk. Para mí, en el disco hay momentos de link al tercero de Velvet Underground. Creo que hay canciones que fueron medio capricho del momento ese de estar en el estudio grabando el disco.

¿Hicieron una tanda de temas cada uno? ¿Lo decidieron así al estilo temas tuyos, temas de Ariel, temas de Flopa? ¿O cómo fue?

No. Terminó quedando así, pero algunos temas ya los veníamos tocando en los shows. En ese momento, Ariel estaba tocando en los Cadillacs y ellos tenían unas salas grandes en TNT. Y no ensayaban mucho, no sé si estaban tocando todavía, o estaban en un parate, pero en esa sala yo grabé dos o tres discos de Pez, por ejemplo. Grabé Frágilinvencible, Convivencia Sagrada, El Sol Detrás del Sol. Y más o menos por esos años, el disco del trío también. O sea, de pronto contábamos con esa sala gigante y con todo un arsenal de aparatos de grabación que tenían los Cadillacs que estaban a disposición. Entonces íbamos y averiguábamos qué día se podía, Ariel ensayaba con Pez en una sala chiquita que estaba enfrente, o sea que él estaba siempre ahí en el edificio. Yo en esa época era sonidista de Pez, así que también andaba por ahí. 

Y la dinámica era que nos juntábamos a la mañana en el estudio, empezábamos grabando algunos temas que teníamos. En realidad, los primeros que grabamos fueron Sonajeros y Dejadez, que nos dijo Mario Siperman de grabarlos en su estudio, así que esos dos temas son de otra tanda de grabación.

¿Y esas versiones son las que están en el disco?

Sí. Después, cuando arrancamos con los otros temas, la dinámica era que nos juntábamos a la mañana, nos pasábamos las canciones; si ya las veníamos tocando, las ensayábamos un poquito y empezábamos a grabarlas. Los temas en los que toca Lulo (Esain, baterista y hermano de Manza), por ejemplo, que en ese momento trabajaba en una oficina de la mañana a la tarde, se hacían cuando salía del trabajo. Venía al estudio, tenía la batería ahí armada y le decíamos “che, tenemos este tema”, él tocaba y nosotros al día siguiente grabábamos encima de lo que él había tocado y a la tarde le decíamos “mirá, hicimos esto con lo que grabaste”.

Era como un momento de libertad sarpada porque estábamos partiendo de una base que no existía. Estábamos partiendo de algo que no había sido tocado nunca.

Hicieron estos temas ahí para el disco, pero cuando tocaban juntos antes, ¿qué tocaban?

Me acuerdo que tocábamos Los días por llegar, La voz del viento, Trampas, Sonajeros, Dejadez, Debajo del Álbum Blanco y Abrazo impacto. Todos los otros temas salieron ahí en el momento del estudio. Los fuimos llevando cada uno. 

Tocábamos esos temas y yo creo que tocábamos algunos otros de cada uno de nosotros por separado. Creo que tocábamos Barro, de Pez; Reaccionar de MQC, que era un tema superfurioso por MQC y la versión que hacíamos nosotros era otra cosa, re cancioncita, voces, relinda, mucho más lenta, estaba rebuena la versión. 

Hicieron un ciclo los jueves en Ultra, también, cuando volvieron.

Sí, cuando volvimos. 2010… o 2014… Esas fueron las dos vueltas. Hubo una que fue sobre el mundial. Eso me re acuerdo. Nadie salía, nadie iba a ningún lado y nosotros teníamos las entradas todas vendidas, agotadas. Hicimos un ciclo de un mes y se extendió un mes más. Terminamos haciendo 8 shows de corrido.

Eso demuestra, de algún modo, lo especial que fue el disco para tanta gente.

Sí, cuando arrancamos a tocar, después me peleé con Ariel, no nos podíamos ni ver. Más tarde nos acercamos, hicimos este ciclo, y después de todo eso que había pasado, me acuerdo de la ovación cuando terminó el primer tema del primer show. Ese fue uno de los momentos más lindos que tuve arriba de un escenario.

¿Y por qué pensás que el disco terminó siendo tan importante para tanta gente? Si es que alguna vez te pusiste a pensar en eso.

La verdad es que a nosotros nos agarró muy por sorpresa. De hecho, tardamos bastante en darnos cuenta de que realmente venía mucha gente. Creo que el gran acierto… bah, el gran acierto no, lo que pasó es que estábamos haciéndolo de manera completamente inconsciente y distendida. Éramos tres amigos que nos juntábamos a tocar y punto. Para ninguno de los tres era el proyecto principal. De hecho, no habíamos ni pensado en grabar un disco hasta que apareció Vicente. Era como bueno, nos juntamos a tocar un tema tuyo, un tema mío, lo que sale, sale. ¿Tenés ganas de meter un coro? Dale. 

Y de pronto se armó una especie de culto al disco, empezó a venir gente, gente, gente, y después surgió toda una escena de cantautores, más acústica, que yo creo que no existía antes. No sé si es lo suficientemente reconocido el disco para esa escena. Yo creo que fue la patada inicial.

No existía algo así en ese momento. Igual, se corresponde con un montón de fenómenos. Fue levemente pre-Cromañón, que después de Cromañón se les dio lugar a un montón de proyectos acústicos porque no se podía tocar con banda en ningún lado. Al mismo tiempo, es contemporáneo de una especie de folk que hubo en todo el mundo por esa época… José González, por ejemplo. Sin querer estuvimos en el momento y en el lugar correcto. Son cosas que pasan muy pocas veces. Y en ese momento nos salió de pedo (risas).

Contame de Vicente Luy, ¿cómo fue que llegó a ustedes y les propuso grabar el disco?

Fue en un show. Fuimos a tocar a un lugar en Morón que era una fábrica de fideos. No me puedo acordar si era una fábrica en funcionamiento o si eran los restos de una. Y cuando termina el show, viene Vicente. Lo tenía visto, pero la verdad es que no lo conocía mucho. Los chicos lo conocían un poco más. Y se acercó cuando terminamos y nos dijo que quería comprar el disco. Nosotros le dijimos “eh, no, no tenemos disco”. Y nos preguntó “Bueno, ¿cuándo graban?” ¡Y no, no pensamos grabar! Nos dijo “yo tengo una plata. Si a ustedes les sirve, grábenlo y yo pago la fabricación”. Y nosotros nos fuimos como diciendo “cosas que dice la gente a la noche, ya fue”. Y un par de días después, me llama Ariel y me dice “Che, me llamó Vicente. Dijo que hablaba en serio, que lo hagamos porque si no se gasta la plata en otra cosa”. 

Así que teníamos a disposición ese lugar que te dije antes. Por eso recuerdo que la grabación fue tan así como esa cosa de pasarnos los temas ahí. La mitad del disco no la habíamos tocado nunca. Ni siquiera solos con la guitarra. Era como “Bueno, a ver, ¿qué tenés?” “tengo esto” “y bueno, ¿cómo lo podemos  hacer?” “este puede tener batería, este no, este lo hacemos los tres solos. En este toco la eléctrica, en este toquemos el piano”. Empezamos a buscar variantes a la instrumentación. 

Bueno, entonces se dio así. Vicente lo llamó a Ariel y le dijo que era en serio…

Claro, y ahí arrancamos, creo que lo grabamos en un par de semanas. Y lo mezclé yo ahí en el mismo estudio que habíamos armado. Además, teníamos que trabajar rápido porque no sabíamos cuándo venían los Cadillacs a decir “che, venimos a ensayar” o “nos venimos a llevar nuestras cosas”, que estaban en todo su derecho. Estábamos trabajando contrarreloj.

Salieron una vez mejor disco…

Sí, de la Rolling Stone. No me acuerdo si fue encuesta de músicos o encuesta de periodistas. Obviamente no de la gente, seguro (risas).

No se la vieron venir, ¿no? Es decir, no se imaginaban que el disco llegaría…

¿Nosotros? ¡Ni en pedo! No, ni ahí. Aparte, de pronto me acuerdo de estar haciendo un show y de mirarnos y decir “che, hay un montón de gente, ¿qué pasó acá?” Me acuerdo de un lugar que estaba en la otra cuadra de Niceto, en la vereda de enfrente, muy grande, entre Fitz Roy y Bonpland o por ahí. Y ese lugar estaba lleno, repleto. Y yo decía “che, hay mucha gente”, era increíble. Después hicimos dos shows en el San Martín, creo que uno en 2003 y otro en 2004, que fueron los únicos dos que hicimos con banda. Mi hermano en batería y Juan Ravioli en teclados. Me acuerdo que fueron shows que estuvieron buenísimos y eran en ese ciclo que la entrada estaba un peso y se llenaban. Eran shows realmente repletos. Entraba muchísima gente y estaban llenos, con gente afuera. Y cuando hicimos el segundo, que fue un año después del primero, como la banda no existía no nos acordábamos de los arreglos que habíamos hecho, nadie lo había grabado, entonces tuvimos que arreglar los temas de vuelta. No los temas que estaban en el disco, pero los temas que nunca llegaron a grabación o los que después terminaron en los discos de cada uno. Por ejemplo, hacíamos Vino bajo el sol y me acuerdo que hicimos dos versiones que eran radicalmente opuestas en los dos shows porque nadie se acordaba la del primer show cuando hubo que ensayar para el segundo.

Foto: Cortesía Eze Muñoz

Después de grabar el disco, ¿se plantearon la idea de seguir?

Yo creo que estábamos pensando en hacer otro disco, pero bueno, pasaron cosas (risas). Había una frase que decíamos, que no me acuerdo cómo era, sobre el talento desperdiciado.

¿Cómo fue que llegaron a 2022 y dijeron “bueno, lo sacamos en vinilo”?

La verdad es que fue una propuesta de Cactus Discos. Durante la pandemia tuvimos algún ofrecimiento para subirlo a Spotify y no hubo acuerdo. Yo sé que di el sí, nada más. No sé qué pasó después. Y quedó ahí, yo estaba muy enojado por esa situación, me parecía que era malísimo. Y cuando salió lo del disco me encantó la idea.

Era algo necesario, ¿pero lo van a poner en Spotify? ¿Van a sacar todo junto?

Creo que sí, deberíamos, no sé. 

¿Me explicás qué es el arte de tapa? Para mí son láminas de piedra…

Son cascaritas de témpera de la paleta de un pintor.

Tuvimos que sacar las fotos de nuevo para el disco. Esta cascarita (señala la tapa) existía. Esta (señala la contratapa) ya no existía más, así que tuvimos que rehacerla. Creo que se nota más que son cascaritas, ahora.

Un poco el chiste era que parecían mapas. Como un afiche que hizo Flopa para uno de los shows de la vuelta, que era un mapa de TEG con la forma de esto (busca, sin éxito, una foto para mostrarme).

¿Y para el vinilo usaron los masters que tenían de la época?

No, yo hice el master de vuelta. Agarré las mezclas originales y las mastericé de vuelta.

¿El orden de los temas es el mismo?

No, el orden es distinto porque si no quedaba un lado de 4 temas y el otro de 8. Porque los dos temas largos, que son Abrazo impacto y No más, están juntos. Entonces, si yo tenía que hacer los lados parejos, un lado terminaba en Dejadez y el otro lado tenía Debajo del Álbum Blanco, No más, Abrazo impacto y Bye. O no sé si no quedaba Debajo del Álbum Blanco del otro lado, también.

¿El laburo fue tranquilo, lo hiciste todo vos, se lo repartieron?

El mastering lo hice todo yo. Me costó porque es difícil trabajar las cosas de uno. Trabajar las cosas de los demás es facilísimo. Esto me costó. Hice una versión, la escuché, me decían “sí, está buenísima”, yo decía “mmm, no sé si está buenísima” (risas).

¿Tenés alguna conclusión reciente sobre el disco? Hablábamos de lo poco que esperaban ustedes de esto y lo importante que terminó siendo para tanta gente.

Yo creo que es un disco que en la carrera de los tres está en un lugar importante a nivel repercusión; y al mismo tiempo es una especie de isla, está un poco alejado de lo que es la música que hemos hecho por separado. Yo creo que hay mucha gente que conoció todo lo que hice antes o lo que hice después gracias a este disco. 

Es un disco de culto.

Sí, no sé qué significa ser de culto, porque depende de la definición, todos los discos que hice en mi vida son de culto (risas). Este es un disco de culto conocido. Para mí es reimportante que el disco salga en vinilo. Ya de movida me daba bastante bronca que no estuviese en las plataformas. Este disco en su momento fue tan importante para todo el mundo… estamos en una época en que los discos, si no están en ciertos lugares, con el tiempo van desapareciendo de la memoria colectiva. Entonces, o estás al día en lo que manda el sistema o creás objetos para darles un valor que vaya más allá de la difusión de redes o del mundo virtual, ¿no? Me parece que esto de que exista como objeto, más allá de que ya existiera el CD, digo, que exista como objeto nuevo en formato vinilo, grande, le da un valor de obra que el disco merecía.

Ojalá lo suban a plataformas . Me voy a hacer ilusiones. No esperabamos el vinilo y salió.

Va a salir algún día…Ya me acordé de la frase que no recordaba antes que nos decíamos entre los tres. Decíamos que el segundo disco se iba a llamar “Desperdiciándolo todo de nuevo”. Me acuerdo de tener discusiones en ese momento de decir, bueno, tenemos la posibilidad de hacer esto, esto y esto, de tocar acá y allá, y en un punto era… pero pará, esto lo hicimos tan así, tan que no nos importa nada, ¡no nos vamos a poner tan responsables ahora! (risas)

¿Querés agregar alguna reflexión más? Aprovechando que no hay tanta info del disco y que ahora me contaste todo.

Es increíble, porque además van pasando los años y es cada vez menos lo que uno sabe. Por eso me parece que está bueno que salga el disco. Vos hablabas hace, no sé, 15 años, y había un montón de gente que sabía, que había visto, y hace 10 años eran menos, y hace 5 años, menos. Y post pandemia cambió todo mucho. A mí me parece que los discos son como puertas a otras cosas. Uno, a través de un disco, conoce la obra de otros artistas o de la gente que trabajó en el proyecto y que está en los créditos, o las cosas que estaban escuchando los músicos que hicieron ese disco cuando lo hicieron, lo que sea. Y este disco es el que ha sido más puerta hacia mi mundo para la gente que no me conocía.

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