Depresión Sonora: Bienvenido al caos

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Marcos Crespo es la cara detrás y delante de Depresión Sonora, un proyecto musical introspectivo, nostálgico, sensible, post post post post punk y actual. 

Después de un EP, colaboraciones y un puñado de singles presenta El arte de morir muy despacio, su nuevo álbum, que tiene un destinatario muy puntual: la generación fatigada, ansiosa y empujada sin alternativa al hiperproductivismo.

El disco está configurado en tres partes como si fueran parte de una ópera rock, pero con sonidos traídos del Manchester que vio nacer a New Order. “Parte I: Introducción a la Entropía”, “Parte II: La Abrazo con Fuerza (carta a la soledad)”, “Parte III: Muerte y Resurrección”. Cada una tiene su propio sonido, su propia narrativa, aunque forman parte de un todo mucho más grande. Hay agonía sin sentido, hay un canto al presente y una luz al final del camino. 

Hablamos con Marcos para saber más acerca de cómo fue la producción de este disco que, de entrada, se escucha en soledad. 

#DatoChelsea: En febrero arranca la gira de presentación del disco por Centroamérica y Sudamérica. Así que amigxs si andan por ahí ya saben. 

¿Cuánto tiempo te llevó producir El arte de morir muy despacio? ¿Cómo te encontraste con el álbum en un momento donde se sacan solo tracks?

La verdad que ha sido un proceso muy largo, pero muy natural, no me vi influenciado porque esté saliendo mucha música ahora ni nada. Empecé a finales del 2020 con la idea del disco. El nombre se me ocurrió mientras me estaba duchando y a partir de ahí fui haciendo canciones y desarrollando un concepto muy poco a poco. En noviembre del año pasado me metí en el estudio a grabar y este lo estuvimos mezclando, masterizando, haciendo el arte y demás. Fue un proceso lento, sobre todo porque necesitaba tener tiempo para pensar lo que quería hacer. 

Creo que ha salido un álbum bastante bueno a nivel sonido y conceptual como disco. Tiene tres partes, cada una de las partes se aboca a una etapa vital o una etapa del día distinta. Se ve cómo, aparte de las letras y el sonido, va evolucionando todo. Se trata de una parte primera, más inocente, bonita, pero que tiene un punto oscuro. Luego una parte del medio muy oscura, con mucha rabia, y una tercera parte que muestra cómo con todo lo malo que hubo haces catarsis y acabas resucitando. Esta última es mucho más luminosa y mucho más producida también a nivel musical. En ese final te das cuenta cuáles son las cosas que importan de verdad. 

¿Cómo fuiste armando el equipo de trabajo en el momento de hacer el disco? ¿Ya habías trabajado con ellos o cómo aparecieron? 

El disco lo he compuesto todo yo, he producido todo en mi casa como lo hice siempre. Luego, a la hora de meterme en el estudio estuve hablando con mi técnico de sonido y estuve encerrado en su casa un par de semanas arreglando la batería, metiendo algún sintetizador y viendo cómo íbamos a plantearnos esto en el estudio. Una vez que lo tuvimos fuimos al estudio Metropol aquí en Madrid y estuvimos ahí con Harto Rodríguez, un productor de aquí muy famoso. Él ha estado trabajando en El Madrileño de C. Tangana, trabajó con muchos dentro del trap, pero también tiene una parte de rock, indie y de post punk muy fuerte. Me ayudó a arreglar líneas de bajo, sobre todo en la parte de la mezcla y ha conseguido el sonido que quería. 

Y en estos dos años, ¿en qué momento te diste cuenta de que tenías un disco? O ¿el trabajo fue lineal?

Yo sabía cuantas canciones tenía que tener el disco, o sea, desde un primer momento dije, quiero que tenga 3 partes en el que haya un interludio. Según hacía canciones pensaba dónde la podía encajar y a partir de ahí la componía y decía “va en esta posición dentro del disco”. 

¿Sos de escuchar música mientras componés? ¿O solamente estás ensimismado en el trabajo? 

Escucho mucha música y me quedo con cosas como “me apetece meter un poco de esto o mira que cosa más chula ha hecho esta persona”. Luego de a poco se me olvida y acabó encerrado en mi movida. Tengo una idea y voy a por ella totalmente, sobre todo me gusta buscar riffs que sean potentes para poder estar repitiendo durante toda la canción. Intento un poco investigar dentro de los ritmos para ir variándolos. 

Me gusta mucho buscar sintetizadores y demás, pero creo que sobre todo el proceso en el que más empeño al final son las letras, donde más me puedo llegar a explayar y tardar en hacer.

¿Cómo ves la escena actual con esto que me decías de qué hay una obsesión generalizada en tener escuchas y no en ofrecer una obra más concreta o con más aristas para ver?

Todo lo que haces lo tienes que rentabilizar económicamente al máximo y muchas veces se interpone el tener muchas escuchas a la calidad de lo que estás haciendo, el estar siempre ahí arriba y lo veo normal. Hay mucha gente de la escena que no canta por pasión a la música, es decir, les encanta la música, pero no tienen un trabajo previo gigante de cultura musical. Hay otra gente que sí, da igual el género, pero muchas bandas salen porque le apetece tener una banda y tocar en tal lugar y que los conozcan. Y se olvidan de que la pasión por la música es un proceso muy lento y tiene mucho trabajo. Se anima a ir por todo muy rápido y todo el mundo quiere correr, crecer muy rápido y hacerse famoso. 

Yo soy amante de la música, si fuera por dinero a lo mejor yo estudiaría ingeniería y trabajaría en cualquier empresa, intentando hacer otras cosas, a esto lo hago por mí más que otra cosa.

Las letras de las canciones son muy protagonistas del disco. ¿Cómo las trabajás? 

Sí, y en general en mi música, la gente normalmente compone buscando primero una melodía y luego hace la letra y para mí la letra está encima de cualquier otra cosa, lo importante es el mensaje de la letra y no me gusta hacer que suene mejor a cambio de dejar la letra de lado, dentro de mi música tiene mucho peso el mensaje que quiero dar, o sea, yo creo que es lo más importante 

Soy muy fan de todo el rap de España, Latinoamérica y demás, creo que ha sido mucha influencia todo eso del mensaje.

Ya presentaste el disco en diferentes regiones de España y en breve vas a visitar países como México y Chile. ¿Cuáles elementos creés son importantes en el vivo?

Mira, justo para esta gira tengo pensado una cosa que me dijeron que es un poco arriesgado, pero me apetece mucho hacer y es hacer el disco completo en orden.

Porque ya que he hecho un disco que va llevando un hilo en sí mismo, creo que es bueno presentarlo al disco tal cual y principalmente esa es mi idea. O sea, estamos trabajando mucho el sonido para que suene mejor porque es difícil llevar ese sonido al vivo porque no ha surgido en un local ni en un estudio, ha surgido en mi casa con herramientas muy sencillas. 

Cuando se toca el disco completo siento que se hace justicia por esas canciones que después son olvidadas, o que al no ser tan populares no se tocan en el vivo. 

Sí, a lo mejor no es para un público más general o de festivales. Pero la gente que venga al concierto, que ha comprado la entrada para ver a Depresión Sonora se merece eso, y porque el nivel de experiencia puede ser bonito. 

Ahora hay una cultura, sobre todo en la gente joven que va a conciertos de trap, o de rock incluso, y todo el rato están saltando, haciendo pogo, y el disco tiene momentos así. Pero también es para disfrutar, escuchar e intentar generar otras emociones aparte del frenesí de bailar. Me apetece arriesgarme y generar otro tipo de emociones en el público

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