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Todo Nuestro Todo Suyo, un lugar donde se democratiza la escritura

taller de escritura

Por Ma. Catalina Jiménex (@ma.catalina.jimenez)

Escribir es una maldición que salva dice Clarice Lispector. En Todo Nuestro Todo Suyo, escuela online de escritura dirigida por Juana Sagarduy, se colectiviza esa salvación. “Hay muchas formas de escribir en conjunto. La forma más básica es juntarse a escribir al mismo tiempo”. Esta escuela propone la escritura como una búsqueda que cada persona transita con libertad. “La escritura es nuestra forma de habitar el mundo. A veces escribimos cosas muy lindas y lo que tenemos para decir resuena con el otro. A veces, solo necesitamos una forma de procesar emociones. Nosotros apreciamos ambas experiencias por igual, porque sin importar el resultado, nos sentimos muy felices cuando escribimos. La escritura es nuestro lugar seguro, la mejor forma de pasar nuestro tiempo”.

Se cree que la escritura es un trabajo solitario. Sin embargo, Todo Nuestro Todo Suyo es una comunidad de escritores. ¿Cómo se escribe en comunidad?

En nuestros retiros de escritura y en el Campamento Virtual de Escritores trabajamos de esa manera. Nos conectamos al mismo tiempo, dejamos Zoom abierto, y nos empujamos a seguir escribiendo porque sabemos que hay compañeros del otro lado que están haciendo el mismo esfuerzo que nosotros. Se siente como ir al gimnasio, te impulsás viendo el impulso del otro. También trabajamos proyectos en grupos, ya sea coordinados oficialmente por el espacio o autogestionados por los alumnos. En nuestro espacio valoramos muchísimo el poder de la comunidad

La bandera de Todo Nuestro Todo Suyo es «Democratizamos la escritura priorizando el disfrute». ¿Qué significa?

Significa que creemos que cualquiera puede escribir, sin importar su experiencia, su estilo o sus objetivos, siempre y cuando lo haga para honrar sus deseos.

Tengo la suerte de tener padres que me motivaron siempre a buscar mi disfrute y a hacer cualquier cosa que se sintiera bien, sin pedir permiso. Lo que más me quedó de ellos es que no es necesario que la creatividad te dé de comer, pero sí es importante que le des de comer a tu creatividad para ser feliz.

Cuando llegó la hora de combinar mi experiencia en educación con mi pasión por la literatura, supe que lo más importante era asegurarme de que todas las propuestas apuntaran a sumar experiencias y restar limitaciones. Eso es lo que hacemos en Todo Nuestro: impulsamos una forma de vivir la literatura que incluya a todo aquel que disfrute el camino.

¿Cómo se enseña a escribir a la vez que se trabaja la escritura propia?

Creo que conlleva mucho trabajo interno para separar a la docente de la escritora. Para descubrir mi estilo, tengo que estar dispuesta a fallar, pero ser una escritora que falla no se siente como el mejor ejemplo. A veces tengo días en los que me lanzo a la hoja y lo que sale es espantoso. Como escritora, lo acepto. Hace años que me dedico a esto y sé que tengo derecho a jugar, a no ser digna de ser leída hasta muy entradas las ediciones.

Con el tiempo entendí que mis alumnos no buscan que yo les enseñe a escribir bien. Ningún profesor puede hacer esto. La única forma de aprender a escribir bien es leyendo mucho y haciéndolo de forma activa. Y yo sé leer. Yo sé estudiar, yo sé analizar recursos, yo sé aprender de forma autodidacta. Eso es lo que les transmito a mis alumnos, lo que creo que más sirve. Los invito a forjar su propio camino mientras intento forjar el mío.

El camino de Juana Sagarduy en la escritura comenzó temprano. “Técnicamente, escribí mi primer cuento en salita de 4, en el jardín. Yo le dictaba a la seño y ella escribía las escenas en una cartulina, que después yo ilustraba. Se llamó El perro que envenenaba a la gente y todavía lo tengo”. Desde entonces continuó buscando en lenguaje su manera de transitar el mundo. Hoy comparte todo su conocimiento con honestidad y humildad. Sin vender recetas mágicas. Haciendo de la escritura un lugar colectivo y seguro donde ser salvados.

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